Por Angie Carolina Cardona, del programa Mujeres Confiar.
En Colombia 3,6 millones de personas carecen de agua en condiciones de potabilidad, según el DANE, el 8% de la población no tiene acceso a este líquido vital; esta cifra es escandalosa, si consideramos que habitamos en un país caracterizado por su riqueza de fuentes hídricas, y que además, el acceso al agua es derecho fundamental pactado internacionalmente en el Comité de Derechos Económico, Sociales y Cuturales.
Detrás de la falta de agua, existen dinámicas y políticas estatales que priorizan la privatización tanto del elemento natural, como de su distribución, vulnerando derechos de quienes no tienen cómo pagarlo. Ante esta situación, las comunidades, y especialmente las mujeres, se han organizado para buscar alternativas de gestión y provisión del agua.
Para Gloria Lucía Sánchez Betancur, integrante de la Red de Mujeres Populares de Medellín, «el agua es un asunto político para las mujeres populares, porque culturalmente nosotras somos responsables de todo lo que tiene que ver con el cuidado, con los trabajos domésticos, y nos vemos más afectadas en caso de falta de agua potable para realizar estas tareas».
Por su parte, Maya Astrid Pinzón Ramírez, integrante de la Red Territorial de Acueductos Comunitarios de Bogotá -RETACO- señala que algunas de las afectaciones implican «que las mujeres se encarguen del trabajo adicional de caminar y cargar el agua desde largas distancias, lo que genera desgaste físico y de uso de tiempo para conseguir agua y cumplir con sus roles de cuidadoras». En este sentido, las mujeres juegan un papel importante en el liderazgo de la gestión comunitaria del agua desde varias iniciativas.
Gracias a la acción colectiva por la defensa del agua, y a la movilización que se gestó durante décadas alrededor de los acueductos comunitarios, en el 2009 más de 60 organizaciones sociales promovieron el referendo por el agua con cuatro puntos específicos : el acceso al agua potable como derecho fundamental, el suministro de un mínimo vital gratuito, la protección especial de los ecosistemas esenciales para el ciclo hídrico, y la gestión pública, estatal y comunitaria del servicio de acueducto y alcantarillado.
La Red de Mujeres Populares de Medellín y la Red Nacional de Acueductos Comunitarios, jugaron un papel importante en la articulación de este proceso; y aunque por intereses privados este referendo no pasó en el Congreso, sí contribuyó a que las organizaciones se fortalecieran para promover el derecho al agua.
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Las mujeres son clave para lograr el derecho al agua potable
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