El significado de la democracia se ha restringido a la solución de problemas técnicos resueltos por expertos —grupos de economistas, empresarios y tecnócratas toman las decisiones que afectan la vida de millones de personas. A nombre de la democracia se han invadido naciones y privatizado servicios públicos, reorientándose los objetivos del Estado, no hacia la redistribución social de la riqueza, sino hacia la búsqueda de un bienestar individual por vía de la competencia y el consumismo. Se ha dejado, pues, a un lado los sentidos que la relacionan con la soberanía popular, la discusión pública en torno a lo que queremos, la lucha por la ampliación de la igualdad. 

En el marco de esta disputa de sentidos (los que se expresan en una praxis social), queremos repensar la democracia para entender qué es lo disputable de ésta si se sostiene el ideal del bien común y cómo desde el cooperativismo, entendiendo las complejidades económicas y políticas en las que se desenvuelve, se aporta a la ampliación de la igualdad en múltiples dimensiones de la vida.